miércoles, 22 de junio de 2011

El Español de Germán Dehesa

El español de Germán Dehesa

Carolina Rosado
Universidad de Hamburgo

Germán Dehesa fue un importante periodista, escritor y locutor mexicano, fallecido en septiembre del 2010. En su Gaceta del Angel,  columna publicada en forma regular en el periódico Reforma de la ciudad de México, hablaba de política, deportes, sociales, vida diaria y otros temas con un lenguaje sencillo, ameno, humorístico y sobre todo fácil de comprender. En mayo de 2008 recibió de manos del rey Juan Carlos I de España el premio de periodismo Don Quijote por el gobierno de Castilla-La Mancha, porque según declaró el jurado, en su obra realizó “una síntesis brillante […] entre el idioma español y el habla popular mexicana, en una combinación imaginativa de las palabras, que demuestra la plasticidad, riqueza y vitalidad de la lengua de Cervantes”[1].  El objetivo de este concurso es “premiar la calidad lingüística y el buen uso, defensa y enriquecimiento del español”[2].  ¿Cómo es que  reune la obra del señor Dehesa los requisitos necesarios para cumplir este objetivo?

 “¡Ah, que tiempos!” es el nombre de la columna ganadora, y se publicó en el periódico Reforma el 22 de junio de 2007. En ella don Germán detalla el  interés que despiertan en México las noticias del ámbito nacional, aunque no sean tan relevantes como otras de talla mundial, y ejemplifica este fenómeno con el revuelo que causó en la opinión pública la liberación e inmediato reencarcelamiento del ex gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva, a quien apoda “El Chueco” por la parálisis facial que padece. El texto es divertido y de fácil lectura. Es como si se tratase de una plática totalmente informal entre el autor y sus lectores.[3]

Según  mi opinión, es necesario conocer a profundidad un idioma para poder despedazarlo a gusto. El señor Dehesa estudió ingeniería química en la UNAM[4] [me imagino que por mandato de su mamá], pero también en nuestra máxima casa de estudios hizo la carrera de letras hispánicas. Es decir, estaba perfectamente capacitado para la labor, y así lo demuestran sus textos. Pero él no destrozaba el idioma, al contrario: en su obra se puede apreciar el infinito cuidado y amor con el que utiliza el español en su variante mexicana para interesar y  hacer sentir al lector  que lo que plasma en sus escritos, también le pertenece a éste último. Los mexicanos tenemos en general un gran sentido del humor: nos ajustamos casi a la perfección a la descripción que él hacía de su padre: “un veracruzano alegrísimo, desmadroso, vital, con una capacidad para resolverlo todo en una broma, en un chiste, en una ocurrencia, en encontrarle siempre el lado luminoso aun en lo más siniestro…”.[5] En México nos reímos prácticamente de todo, tal vez para equilibrar la tristeza que nos causa ver como se nos presentan los problemas uno tras otro, y a veces, todos juntos: un día es el narco, al día siguiente son los secuestros, nuestros políticos, la contaminación, la pobreza o la corrupción entre otras calamidades. Por eso amamos todo aquello que nos provoque una sonrisa, o mejor aún, una carcajada. El señor definitivamente sabía como hacernos reír, pero también supo cómo invitarnos a la reflexión.

En lo personal, me encanta leer una y otra vez la explicación que le hizo su padre cuando niño, de las prostitutas de la avenida de los Insurgentes en la ciudad de México:
Me acuerdo que cuando paseábamos por Insurgentes y yo veía a esas mujeres recargadas en los árboles, con mucha pintura en la cara y con unas vestimentas muy extravagantes y llamativas, le preguntaba:
- Oye papá, ¿y esas señoras?
- Ay hijo, ¿qué no sabes?
- No papá.
- Son de la forestal, hijo, son policías forestales. Les encargan un árbol a cada una. Ellas tienen que cuidar su árbol y como está tan cerquita de la banqueta, por eso se visten así para llamar la atención, no las vayan a atropellar.
Era una explicación tan hermosa que hasta la fecha me conmueve, me dan ganas de bajarme a dar las gracias a las de la forestal porque están cuidando los árboles.[6]

También digna de recordar es su descripción de uno   de los chantajes que le hacía su madre: ahí es donde todo lector puede darse por aludido:
Recuerdo mucho a mi madre haciéndome su numerito de:
-¡Ay, no sabes, mi pierna mala –porque mi mamá, pasada cierta edad, tenía una pierna mala-. No sabes lo que me ha dolido todo el día mi pierna mala...
-¡Chín! -decía yo.
-Pero tú te vas a ir a una fiesta, ¿verdad? Vete, vete tranquilo de veras. Yo gozo sabiendo que tú estás gozando. Nada más déjame el rosario cerca por favor y mis medicinas, porque si me viene una crisis… no creo, eh, no creo, pero por si me viniera déjalas ahí, total, si de veras me siento muy mal, no puedo ahorita apoyar el pie, me ruedo sobre el mosaico y pecho a tierra llego al teléfono… de alguna manera alcanzo el teléfono...
El resultado de tal exposición era que yo no iba a la fiesta y que la pinche vieja se cuajaba toda la noche. Ya no le dolía nada, ya no necesitaba nada, ni el rosario rezaba, le valía gorro todo.[7]
En su obra “Yo contra mí”, Dehesa cuenta que sus maestros andaban nerviosos, que no se explicaban por qué sabiendo tanto de Shakespeare, de Lope de Vega o de Sor Juana, se metía al teatro Blanquita o iba al Tívoli[8] a oir Harapos[9].  Explica que a él le gusta Shakespeare pero también le gusta oír Harapos: combinar cultura elevada y  sabiduría de la calle. Esta dualidad es lo que hace sus escritos tan especiales. Conoce tan a fondo  el español, que puede escribir tan elaborado o tan sencillo como le dé la gana, y salpicar sus escritos aquí y allá con el habla popular mexicana, condimentándolos y dándoles ese tono humorístico que a los mexicanos tanto nos agrada.
Germán Dehesa enriquece el español con sus obras, le da vitalidad, le quita la afectación, logra con el uso de nuestra lengua interesar a propios y extraños, a cultos y no tan cultos. Por esta razón  ganó el premio Don Quijote de periodismo, y también por eso los mexicanos lo leemos siempre tan cercano, tan nuestro. Nuestro Germán Dehesa.


Referencias bibliográficas

Romo Limón, M.E. (2008). El Ensayo. Disponible   en:http://crecea.uag.mx/comunicar/en_objetivo.htm
Federación de Asociaciones de Periodistas de España.(2008).Convocatoria  V Edición Premio don Quijote de Periodismo. Disponible       en: http://www.fape.es/v-edicion-premio-don-quijote-de-periodismo_fape-2879.htm
Wikipedia (2011). Germán Dehesa. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Germ%C3%A1n_Dehesa
Dehesa, Germán. (2007). “¡Ah, qué tiempos!”. En:  Gaceta del Angel, Periódico Reforma. México. Disponible en:  <http://busquedas.gruporeforma.com/reforma/Pages/BuscaArtEdit.aspx>
Buzio P., Erika.(2008). “Otorgan a Germán Dehesa en España el Premio Don Quijote de Periodismo”. En: El Sur. Sin número de página.Acapulco. Disponible en: <http://www.suracapulco.com.mx/nota1e.php?id_nota=32700>
Dehesa, Germán. (2004). “Yo contra mí” en  Fractal revista trimestal. No. 32 .  Disponible en: <http://www.fractal.com.mx/F32Dehesa.html>


[1] Wikipedia. 2011. Germán Dehesa. España. [web en línea].Disponible desde Internet en: <http://es.wikipedia.org/wiki/Germ%C3%A1n_Dehesa> [con acceso el 16-6-2011]
[2] Federación de Asociaciones de Periodistas de España .2008.. Convocatoria V Edición Premio Don Quijote de Periodismo. España. [web en línea]. Disponible desde Internet en: <http://www.fape.es/v-edicion-premio-don-quijote-de-periodismo_fape-2879.htm> [con acceso el 16-6-2011]

[3] Dehesa, G.  2007. “¡Ah, qué tiempos!”. Gaceta del Angel. México.Grupo Reforma.  [web en línea]. Disponible desde Internet en: <http://busquedas.gruporeforma.com/reforma/Pages/BuscaArtEdit.aspx> [con acceso el 20-6-2011]

[4] Universidad Nacional Autónoma de México.
[5] Dehesa, G. 2004. “Yo contra mí” en Fractal revista trimestal. No. 32 [web en línea]. Disponible desde Internet en: <http://www.fractal.com.mx/F32Dehesa.html> [con acceso el 16-6-2011]


[6] Dehesa, G. 2004. Op. Cit.
[7] Ibid.
[8] El Tívoli: Teatro de Revista  que se ubicaba en la ciudad de México .
[9] Mario García “Harapos”, actor cómico mexicano.

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